Nadaba, sumergido en el mar, un elfo marino,
junto a él una mariposa se detuvo.
Lloró el duende oro,
de las nubes del cielo que habitaba,
Y abandona al insecto
en el desierto de agua azulada
Las olas llevan al duende
hasta la orilla
y su llanto se mezcla con la dulce canción
de las sirenas.
En las profundidades, descansa
el corazón poderoso de Neptuno.
La Nada es una Medusa en el silencio,
Invisible, a la que pertenecen
Todos los que alguna vez vivieron.
Es por lo tanto el Cielo.
Nosotros existimos porque somos su sueño.
A todo lo que muere
se lo lleva el Invierno
¿Volveremos a encontrarnos,
queridos compañeros, en ese maldito infierno?
Yo se que es solo la vida,
una estrella en el tiempo.
Un agujero negro.
Y me engaño pero creo
que al fin nos uniremos
en un Abrazo Eterno.
Solo son las visiones del mismo
pensamiento,
del niño soñador, o del anciano escéptico.