28 noviembre 2015

Nadaba, sumergido en el mar,  un elfo marino,
junto a él una mariposa se detuvo.
Lloró el duende oro, 
de las nubes del cielo que habitaba,
Y abandona al insecto
en el desierto de agua azulada
Las olas llevan al duende
hasta la orilla
y su llanto se mezcla con la dulce canción
de las sirenas.
En las profundidades, descansa
el corazón poderoso de Neptuno.

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