Teresa Irisarri, Arte Gallego

En el centro de tu laberinto, entre las rosas rojas
capturé una plateada y brillante serpiente cristalina,
quemaba tu rosal, se alimentaba de espinas.
Apiadándome del animal y conmovida
por su amarga existencia , le perdoné la muerte
condenándola a cuidar el árbol de tu mente,
Árbol de hojas de oro, como fue su semilla.
en sus ramas anidan los Elfos príncipes,
son tus antepasados,los seres de los bosques,
y susurra el viento palabras oprimidas,
la sombra recupera oportunidades perdidas
los verdaderos reyes lloran lagrimas de
salado terciopelo queriendo reprimir la pena dentro

Fue la Nada, y el miedo hacia el silencio,
la que soñó el sueño del gigante invierno.
Yo soñaba que la Nada soñaba, no sabía
si sería real mi absurda fantasía;
Termina y comienza con una tiranía
de la que escapa,
viajando, como tú anoche, a un lejano planeta,
un insecto infinitamente pequeño,
cambiando el destino en un bucle del tiempo.
La Nada deseó un sueño que morirá con el viento.
Soñó el espacio-tiempo y la existencia de Vida,
y guardó en el corazón del hombre el miedo.

Me dijeron que tenía una cucaracha,
en el cerebro,
que los demás no tenían,
Y no fue una opinión sino inescrutable razón.
Con el tiempo imaginé que el insecto ocupante
que vivía en mi mente,
era un escarabajo de oro, y jade verde.

Porque el escarabajo egipcio es
símbolo de prosperidad,
y esta unido a la magia,
La vida y la libertad.
Siempre, siempre…
protegiendo a su reina.
De tal manera que cuando fui a buscar,
en el laberinto del amor y del miedo,
la paz,
el bicho fue mi amuleto.