Teresa Irisarri, Arte Gallego

Al volver a la playa, el mar había desaparecido.

Me interné en el desierto y las olas de arena se deshacían en mi.

Nómada, buscando la estrella del Norte, comprendí

que la Cruz del Sur podía ser el mapa de una constelación;

En el triángulo, debía situar la estrella Polar,

en los cuatro rombos los cuatro puntos cardinales.

La Cruz del Sur era una brújula que indicaba

las corrientes del universo, cómo llegar a algún lugar.

Este amuleto fué encontrado por un niño en la playa.

La madre lo entregó al joyero de los reyes.

El anciano rey se asombró mucho al comprender

que era una Cruz del Sur, y lo qué significaba,

y fué entregado a la princesa,

como premio a su sabiduría, por su padre.

Algo de extraño hay en esto, porque

si el pequeño metal servía para guiar

a los nómadas del cielo,

Una nave debió aterrizar en nuestro planeta

olvidando, al abandonar la Tierra

su brujula en la arena.

Podía ser utilizada también como una llave,

que abría la cueva de los tesoros.

Pero aconsejado por la sabia anciana,

que le había regalado el amuleto,

sólo se apoderó de

un pequeño instrumento,

una flauta mágica, cuya música

curaba el corazón

de aquel que la escuchaba.