12 enero 2018
Por miedo al poderoso gigante,
fui obligada a tocar para él
mi flauta dorada del viento.
Y así pasó mucho tiempo…
Pero al fin, espiándole, descubrí el engaño,
pues, manejando al enorme gigante, dentro,
se escondía un pequeño anciano,
arrugado y encorvado, de cabello blanco
quien, al verse descubierto, huyó rapidamente
Ocultándose en las sombras de la noche.
convirtiéndose en serpiente para siempre.